domingo, 30 de agosto de 2015

Elvio Romero


En el patio

Estamos caídos en el suelo.
Ya no pisamos con los pies ligeros
La tierra iluminada, su centro iluminado; 
No estamos ya, con la velocidad del gamo, 
Estremeciendo el pasto de las praderas 
Ni el nido de la perdiz. 

Ni nómadas ni errantes.
Estamos en el suelo,
Sentados, 
Sin colgar semillitas en el cuello, 
Sin colgar en el cuello flores multicolores. 

Estamos fijos en el suelo,
Sentados,
Ya con los ojos secos 
Sin ver el horizonte, 
La mirada agotada de mirar suelo yermo, 
Sin otear distancias, 
Definitivamente caídos en el suelo. 

Ya no miramos hacia abajo
El centro de la tierra, el centro de lo que crece,
De las germinaciones, del soplo de las semillas, 
No vemos el centro mismo del crecimiento, 
El centro llameante 
Del crecimiento mismo de la tierra. 

Estamos condenados
A vernos en el suelo,
A estar sentados en el suelo sin contemplar el centro 
Luminoso del cielo, 
A estar sentados sin contemplar el firmamento. 

Ni nómadas ni errantes,
Estamos en el suelo,
Atados a la tierra y condenados 
A no mirar el crecimiento. 




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