lunes, 16 de noviembre de 2015

Juan Carlos Gambarotta



Fragmento de De Mochilero a Guardaparque

Pero al levantar el pez se puso comunicativo y sin mirarme dijo:

-Señor, ye vivo acá hace mucho, siempre. Ye oí cosas, hace tiempo oí cosas. Andan diciendo que hay gente que estuvo en la luna. ¿Usted cree?

Me había costado mucho llegar al Iberá, pero no tenía idea de que el lugar fuera en realidad tan apartado. Sabía sí, que era un sitio muy importante por albergar todavía ciervos de pantano -del que había visto su robusta cornamenta en el rancho de Luis- por la gran cantidad de yacarés y en general por toda su rica fauna, pero no sabía que vivía gente en islas increíblemente pequeñas. Gente que nace y muere en el estero, viviendo una economía de caza, pesca y trueque (en el que siempre salían perdiendo). Gente que forma pareja sin importar lazos de sangre. Que no tenía claro qué es Corrientes y qué es Argentina. Pero ¿cómo era posible que me hiciera esa pregunta?

La llegada del hombre a la luna, a once años de haber sucedido, fue comentada como noticia a otro señor al llegar a su islita, pero delante de mí, como para que yo pudiera asegurarlo en caso de descrédito. 

Viendo lo desconcertado que estaban les tiré de la lengua.

-Se aprendió mucho con la llegada del hombre a la luna -dije- pero lo más importante -sonreí- es que se comprobó lo que decía Colón.

Al ver que me miraban expectantes, seguí.

-Que la tierra es redonda nomás.

-¿Qué tierra, sheráa? (amigo) -dijo "mi pariente".

-¡Esta! ¡Acá donde vivimos! Es redonda, como la luna -dije.

-No señor, ye vivo acá, pero eso no lo creo. ¡Se ve que no es redonda!

Luego de que Luis y este otro Señor intercambiaran unas cuantas frases en guaraní, Luis le recordó: "solo habla castilla", me saludó rápidamente y se fue.



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